top of page

Crónica y Fotos del Concierto Benéfico con motivo del Freddie For a Day (05/09/189

05-09-18

Ayer, 5 de septiembre, habría sido el septuagésimo segundo cumpleaños del inimitable Freddie Mercury. Antes de su muerte, causada por una bronconeumonía complicada por el sida, ya había un sinfín de bandas que se reunían en recintos pequeños, incluso en los garajes de sus casas, para rendir homenaje a Queen y tocar versiones de sus canciones, pero el número de bandas tributo ha crecido exponencialmente desde que el británico falleció hace 27 años. El Hard Rock Café preparó en los Jardines del Descubrimiento de la plaza de Colón un precioso homenaje titulado “Freddie for Day”, donde 1500 personas se reunieron para escuchar una vez más temas que han acompañado a muchas generaciones a lo largo de su vida. No se trató de un concierto tributo cualquiera: además de estar avalado por el guitarrista original, Brian May, quien de hecho grabó un pequeño vídeo para dejar patente que aunque no pudiese asistir estaba en espíritu, los 14.000 euros que se recaudaron con la venta de entradas han sido íntegramente donados a la entidad que creó Freddie para luchar contra el sida, The Mercury Phoenix.

 

La banda tributo que daría pie a este evento tan especial fue A Night at the Opera, encabezada por el mismísimo Ronnie Romero, cantante de Lords of Black, una banda emergente de heavy metal que está entrando con muchísima fuerza en el mercado europeo, y de los míticos Rainbow. Es un cantante muy bueno; de hecho Ritchi Blackmore, fundador de Deep Purple y Rainbow, asegura que su voz es una mezcla entre Freddie y el también legendario Ronnie James Dio. Además hubo invitados especiales que acercaron a un público muy distinto: Agoney Hernández, Lorena Gómez, Ruth Lorenzo, Carlos Escobedo, Ana Molina y el pequeño Lenon se acercaron para rendir homenaje a uno de las mejores voces de toda la historia.

 

El concierto empezó con un “Radio Ga Ga” que sorprendió para bien a los asistentes. La verdad es que poca gente conocía a Ronnie Romero, así que no sabían muy bien qué se encontrarían, pero la reacción fue buena y gustó prácticamente a todo el mundo. Aún así es cierto que el público estaba un poco desinflado y frío. La banda tuvo que esforzarse durante toda la noche para encender los motores del personal y hacerles cantar con ellos, pero poco a poco fueron consiguiéndolo gracias a la fuerza con la que tocaban y a la calidad de todos y cada uno de los músicos que estaban sobre el escenario.

 

La primera colaboración llegó muy pronto: de repente Ronnie se fue y apareció Carlos Escobedo, vocalista y bajista de Sober. Una de las canciones con más éxito de Queen comenzó a sonar y en seguida el público entero estaba cantando a pleno pulmón la mítica “I Want to Break Free”. Fue una pena que el micrófono de Carlos estuviese a un volumen tan bajo, porque prácticamente no se le escuchó nada hasta pasada la mitad de la canción.

 

Ronnie volvió a tomar el timón del barco y se sucedieron los temas “She’s a Killer”, “Under Pressure” y un potentísimo “Some Kind of Music”. Fue a partir de este último tema cuando por fin los problemas de sonido empezaron a solventarse, aunque fue entrar Ruth Lorenzo para cantar la espectacular “Who Wants to Live Forever” para que el micrófono volviese a dar fallos. Ruth es una de las mejores voces del país sin ninguna duda; además es una mujer que pisa con muchísima fuerza el escenario, es muy profesional y transmite un poderío y una confianza que solo los más grandes tienen, pero, como ya hemos dicho, el micrófono estaba a un volumen muy bajo. En algún momento de la canción lo subieron, pero el sonido se difuminó demasiado y el resultado fue simplemente una buena actuación cuando perfectamente podría haber sido lo mejor de la noche.

 

El relevo volvió a Ronnie y continuó con uno de los himnos de la banda: “I Want It All”, uno de esos clasicazos que se sabe absolutamente todo el mundo, tenga la edad que tenga. Tan solo un tema después ya tendríamos a la siguiente artista sobre el escenario: Lorena Gómez fue la encargada de dar vida a una de las canciones más inspiradoras de los británicos, “Show Must Go On”. Lorena tenía un reto muy difícil, pero consiguió “cruzar la pasarela” y los fans más escépticos de Queen dieron su aprobación a la de Lérida. Quien conoce su trayectoria sabe que es una mujer fuerte, constante y trabajadora como ella sola, así que no es de extrañar que el resultado final fuese tan positivo.

 

Justo después de este subidón vino un bajonazo en el que el público se desinfló bastante. Los solos de guitarra siempre son muy arriesgados: o salen genial y hacen alucinar a los asistentes o aburren por monótonos y por falta de sorpresas. Nadie duda de la virtuosidad del guitarrista, pero no hizo nada fuera de lo normal ni consiguió llegar al alma de casi nadie, así que desafortunadamente el solo pasó sin pena ni gloria. En contraste, la siguiente canción, “Love of my Life”, fue tocada en versión acústica y sí consiguió traspasar corazas y armaduras. Si te girabas y mirabas al público podías ver más de una lágrima cayendo en alguno de los bigotes falsos que la gente se puso para homenajear a Freddie, y es que no fue para menos. Ronnie hizo una interpretación emotiva a más no poder.

 

El rock volvió a Colón con un “One Vision” que hizo saltar a más de uno. La emoción se multiplicó con el siguiente tema, “Don’t Stop Me Now”, cantado por la vocalista Ana Molina. Ana era una de las grandes desconocidas de la noche, pero resultó ser de las invitadas especiales que más puños consiguió alzar al ritmo de la canción.

 

Justo después llegaría el invitado especial de la noche que más destacó: Agoney Hernández, una de las voces más versátiles que tenemos en el país. Algunos de los asistentes que nunca lo había visto dudaban que alguien salido de un formato de televisión como es Operación Triunfo estuviese a la altura de un tema tan importante como “Somebody to Love”, pero al terminar la actuación se dieron cuenta de que quizás juzgaron demasiado rápido: fue empezar la canción y todo el mundo perdió el control, les daba igual del programa del que hubiese salido porque se dieron cuenta de que tiene talento para dar y regalar. Interpretó el tema con muchísimo respeto, combinando fuerza y poder con delicadeza y tacto, llegando a notas agudas casi imposibles de alcanzar y haciendo corear a las mil quinientas personas que estaban viéndole homenajear a una de sus bandas favoritas. Sin duda alguna, fue todo un acierto invitarle a formar parte de este evento tan especial.

 

Entramos en la recta final del concierto, así que soltaron de golpe los temas más especiales para el público. Tras el subidón de adrenalina gracias a Ana y a Agoney, por fin el público comenzó a darlo todo y a bailar una canción tras otra, empezando por “Another One Bites the Dust” y siguiendo por un alegre y jovial “Need Your Loving Tonight”.

 

Y por fin llegó el turno de uno de los mayores éxitos de la historia de la música: “We Will Rock You”. Para esta canción, el pequeño Lenon, un niño de ocho años, se subió al escenario para tocar la batería. Además Ronnie quiso compartir el protagonismo con los fans, así que 10 personas fueron con él, con la banda y con Lenon para cantar todos juntos este himno tan sonado en todas partes. Cuando terminó la canción comenzaron con el hit de los hits, con el culmen de la banda, con la canción que todos estábamos esperando: “Bohemian Rhapsody”. Fue algo maravilloso que todos deberían escuchar en directo al menos una vez en la vida, aunque desgraciadamente ya no pueda ser con Freddie al micro.

 

El concierto había terminado, pero como dije antes, la gente tenía en sus venas más adrenalina que sangre: querían más. Así que pidieron más. No estaba preparado y la banda tuvo que pedir permiso mientras bromeaban diciendo que Carmena les desalojaría, pero afortunadamente les dieron vía libre para un último tema, “Hammer to Fall”. Quien aún tenía energías las terminó gastando con este último As de la banda tributo, quienes demostraron que merecen más que de sobra el reconocimiento que les dio el mismísimo Brian May.

 

Fue una noche preciosa, llena de rock, de talento y de buenas intenciones, y esta crónica no podía acabar sin hacer un llamamiento a todo el mundo para que participe en más eventos benéficos, sean de lo que sean. Hay mucha gente que necesita ayuda y este tipo de galas supone muchos pequeños pasitos que tienen que darse.

 

Crónica por: Luís Sánchez Martín

Fotogrfias por: Josune Ordoñez

Please reload

bottom of page